El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en México, o "cuando ya no es justo tampoco tener sindicatos".
¿Quién manda en México? ¿El sindicato o el gobierno?
¿Quién manda en México? ¿El sindicato o el gobierno?
Los niveles educativos en México ofrecen una mejora a cuentagotas. Ha habido progresos, en efecto, pero han sido pequeños y demasiado caros para sus logros. De 1990 a la fecha, cuando se reformaron los planes de estudio y se decidió a incrementar el presupuesto al rubro educativo, la cantidad de alumnos que egresó del nivel básico se amplió, así como la cantidad de alumnos de nivel medio y superior. Pero de 1990 a la fecha la tasa de mejoría en este sentido no ha pasado del 6%. Hoy, del 100 % de alumnos que ingresa en la educación preparatoria, por ejemplo, sólo sale un 52%. Y de ese 52%, sólo continua sus estudios un 55%, y egresa sólo una parte de estos. Estas cifras no eran tan distintas hace 22 años, el diferencial, como se explicó arriba, no supera el 10%. En 22 años.
Sin embargo, a pesar de esta mediocridad latente de alumnos e institución, los aportes financieros al sector aumentan año con año. En 1990 era de alrededor del 6.1 del PIB; en el 2000, del 7%, y hoy, en 2012, es del 6.3%; cuando se numeriza se nota. sin embargo. el aumento de los aportes: más de 70 mil millones de pesos en 1990; en el 2000 la cifra superó los 329 mil millones de pesos. Y el presupuesto del 2012 fue de más de 530 mil millones de pesos. Y los resultados por su parte, no mostraron logros dignos de comentarse.
¿Por qué se destina cada vez más dinero público a un rubro, y hay tan magros resultados? ¿En dónde reside la ineficiencia? Muchos consideran que el problema más grande lo ocasiona el mismo sindicato nacional de maestros.
La cuestión es muy sencilla: del 100% del presupuesto mexicano destinado al sector, más del 90% es para los profesores de los niveles inicial, básico y medio del Estado. Gasto Corriente a cambio de inversión. Cosa fácil y donde se encuentra este embudo de resultados.
Si uno atiende a esta cifra, 92%, no queda más que asustarse, o preocuparse o indignarse, puesto que si el apoyo está completamente volcado a los maestros, cómo es posible que no den los resultados que se esperan. He ahí donde el sindicato nacional de maestros, el más importante, el SNTE, mete las garras.
El sindicalismo ya no es un asunto de justicia desde hace mucho tiempo. Los agremiados a este tipo de estructuras sólamente permutan su ética laboral con la comodidad y seguridad que les ofrecen los líderes sindicales. Estos, a su vez, mantienen a estos trabajadores "contentos" a cambio de afianzar su poder. Un poder tal que su negociación sexenio presidencial con sexenio presidencial siempre los beneficia y hace cumplir todos sus caprichos. Temor es la palabra indicada. El gobierno mexicano le tiene temor al sindicato de maestros del SNTE.
El SNTE es un sindicato de lo más oscuro, pero de los más vivos: el Estado, como debe ser, pagas sueldos, salarios, pensiones, jubilaciones de todos ellos; pero el sindicato es que el elige quién da clase, quién no, si una política va o no va, e incluso desprecian y se burlan abiertamente de los controles que impone el gobierno federal en política de ingresos, evaluaciones, análisis de resultados, cuentas públicas y control de gastos. Abiertamente, el SNTE es quien manda donde sólo puede mandar el Estado. Es decir, el sindicato, cuya función debe ser velar por las mejores condiciones laborales de sus agremiados, ahora es quien dicta cómo debe hacerse; esto es, el sindicato mexicano del SNTE no sólo quiere ser empleado, sino también el patrón. Y esto es algo debe quedar claro: el sindicato no es quien manda. Sus prestaciones están más que aseguradas. ¿Qué más quieren?
Esta agrupación, por cada negociación económica a su favor, sólo perjudica a los demás sindicatos menores que no son tan fuertes. Y por cada negociación que no obtienen, salen a tomar las calles, afectando a los alumnos por los que se les paga para que enseñen.
Desde 1990, el SNTE ha producido, con sus actos de control de plazas y política de amedrentamiento laboral, un evidente rezago educacional, al tolerar y permitir el ausentismo, la baja preparación académica de sus profesores, le desobediencia a la autoridad; con todo lo que ello implica.
Todos los años se gasta más en ellos, todos los años se crean más controles para dar clase, se crean más cursos de capacitación, más cursos de actualización (a los que sólo van a comer galletitas muchísimas veces). Y todos los años es lo mismo: bajo aprovechamiento escolar; baja tasa de egresos, deserción más allá de lo proyectado, estudiantes muy mal preparados, inequidad infraestructural, errores y más errores. Todo acompañado de una enorme corrupción burocrática que se agiganta como el presupuesto que "chupa" anualmente sin devolverlo como debe, que es mediante la actuación meritoria de sus agremiados. Tan sólo en el Estado de Guerrero, en el sur de México, hay más de 12 500 "comisionados" del SNTE (es decir, que no hacen nada porque están en "servicio" sindical) cuyo costo es de más de 3 mil millones de pesos. Amén de los grandes líderes y cómplices de la lideresa "suprema", quienes perciben más de un millón de pesos mensuales. ¿Por qué? ¿En esto se convirtió un sindicato? Un ente concebido para ser justo e igualitario con el trabajador, se convirtió en secuestrador disfuncional de toda una sociedad, una sociedad de trabajadores como ellos. Y secuestradores de algo fundamental: la educación.
Claro está que el SNTE no "gobierna" en todos lados, no es "dueño" de la voluntad de todos los trabajadores educacionales del país (afortunadísimamente); pero del 100% de todos los maestros de México, la SNTE engloba más de 400 mil. Un ejército. Tan grande y tan bien organizado que estamos ante los efectos de lo que sucede cuando los gobiernos dejan que avancen demasiado; tanto que ahora los líderes de estos gremios creen que son los que mandan; que son los patrones; los jefes; se conducen como quienes pagan el dinero que sus agremiados se gastan. Ellos piensan que son las vedettes, las divas del escenario social. Ya no son un sindicato como tal, como fue imaginado y pensado hace más de 180 años; el sindicato se ha convertido en un verdugo de la democracia, de la justicia y de la igualdad. Su función, su verdadero sentido, ya no existe. Y por ello, hay que combatirlo, reducirlo, si es preciso acabar con él, y volverlo a hacer, como se debe. Es el único camino, o si no, se terminará comiendo más el presupuesto, dando a cambio basura improductiva. Y los que pagan por esto, los ciudadanos a los cuales el Estado les confisca sus ingresos vía impositiva, son quienes merecen tanto explicaciones como resultados.
El SNTE ya no cumple con su función sindical. Ya no actúa ni siente como un sindicato. Se ha convertido en una mafia de poder y de privilegios. No es para esto que nacieron los sindicatos. El SNTE sólo está afectando a la sociedad mexicana. Algo para lo que no se crearon los sindicatos en México. El SNTE incita a la desobediencia, desorganización, caos y desigualdad laboral. Algo para lo que no se crearon los sindicatos. El SNTE parece un sindicato, pero se comporta como lo que es: una mafia. Y a la mafia hay que combatirla y eliminarla, antes de que tú le termines pagando, sin nada a cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario