Andrés Manuel López Obrador es el candidato de la Izquierda mexicana para ser Presidente de México este año, que ya fue bastante vendido como el del fin del mundo. El fin del mundo resultaría para los mexicanos si gana este "simpático" personaje de la siempre pésima política mexicana.
Hace unos días, el oriundo del suresteño Estado de Tabasco, expuso que perdonaba al actual Presidente de México, Felipe Calderón, por haberle robado "su" presidencia. Y que hacía "laj paje´, pue´"...
Este personaje, que durante su gobierno vio enriquecerse ilícitamente a sus colaboradores más cercanos, que llevó a cabo obras públicas deficientes, que incurrió en agravios legales, que acabó mediante sus bombardeos subsidiarios con miles de pequeños comercios, que demostró ser necio, intolerante, irrespetuoso en su conducta antes, durante y después de su fracaso en 2006, y que para ponerle moño al regalo aceptó a Manuel Bartlett, el principal cómplice del supuesto fraude electoral de 1988 contra la Izquierda en México (que yo, como muchísimos, decimos que sí fue un fradudotote electoral), como uno más de los suyos, quesque porque ya cambió y ahora es "bueno", este mismo personaje "perdona" a Felipe Calderón.
En realidad da más miedo que indignación su comentario; no puede dar ya más indignación; pero sí puede dar más miedo que el que ya da imaginarlo en la Presidencia de este atribulado país. Una persona ajena a la realidad de sí misma, su cerebro es un ambulante vanidoso, y su ego una psicosis corrompida por los vicios de su propia imagen. López Obrador, según puedo definirlo, es lo más cercano a un demente... Cuando menos los payasos hacen reír... Él da temor...
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