jueves, 29 de marzo de 2012

España ha declarado algo que todos sabían: que tiene recesión. Nada sorprendente si revisamos los datos macroeconómicos españoles que vienen presentándose desde hace varios años. La realidad es más preocupante que la caída en las operaciones de mercado españolas.

Desde 2002, cuando la crisis de Argentina heredó los errores acumulados del neoliberalismo y se presentó con una fuerza estremecedora, quedó demostrado que la moneda de un país es lo más importante en cuanto al estudio de los sistemas nacionales, es un baluarte por su uso y significado.

La cuestión es que quedaba al menos más claro que las economías medianas no eran aptas para encadenarse a monedas fuertes, por más ventajas financieras que obtuvieran a cambio. El caso europeo al parecer insistió en demostrar lo contrario.

La reconversión de las monedas nacionales por euros, es el mismo truco que hicieron algunos países del mundo durante los 90´s al dolarizar su economía (caso Argentino); la convertibilidad de las monedas nacionales por euros no es más que el mismo experimento. El resultado obtenido en Grecia es el mismo resultado obtenido en Argentina: fiscalmente el país colapsó.

El evento griego no amenaza directamente al euro, como muchos alarmistas vaticinan, ya que Europa puede vivir su plan de vida sin Grecia dentro del sistema de moneda; lo que preocupa es el espectro de verdades que dejó el derrumbe del país. Tal parece que el euro no es suficiente para vigorizar a naciones de producto bruto mediano. Y se incrementa la problemática al hacerse patente que el Gasto Público, la inflación y el encarecimiento de las exportaciones van más rápido que la realidad, y que se han llevado entre las patas a naciones por antología tendientes al mal manejo de sus recursos públicos, como Portugal, Italia y España, curiosamente todo el segmento que abarcaría el Sur de Europa.

¿Qué derrumbó a Grecia? Eso es lo grave, que a Grecia la derrumbó Grecia, no Europa. La derrumbó su misma ideología asistencialista, el exceso de Gasto Público, el exceso de consumo no productivo, su baja producción y sus reducidas exportaciones. Digámoslo así: gastaron más de lo que pudieron vender.

Ahora bien, lo que inoportuna el sueño de países que en realidad no sufren al compartir una moneda única, como Francia y Alemania, es qué pasaría si Italia, la tercera economía de Europa, entra en el default; el euro podría sufrir una aún más grave falta de solidez y confianza; pero no moriría. Realmente lo que moriría serían miles de millones de dólares en inversiones.

La crisis, aún no repunta, apenas estamos en el despegue; la recesión es sintomática de que no se está invirtiendo, por lo tanto no se está ofertando; si no hay compradores los vendedores pierden significado. Hace unos días China declaró estar en recesión: la economía que sostenía las demás economías de naciones por ende exportadoras. La nación que del año 2000 al año 2010 creció a tasas llamadas "irreales" por los economistas, de más del 9%, como mínimo, dejó de crecer en 2012. Eso, sí es para pensar seriamente...

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