Como persona, Einstein era de carácter afable, cuentan sus críticos. Ahora, como personaje, dicen que era imperdible: una de sus anécdotas más famosas es la de él y el chofer del vehículo que lo llevaría a un importante conferencia sobre física atómica.
En el camino, Einstein le explicaba al chofer que le resultaba aburrido dar tantas conferencias. Este, a modo de broma, le propuso entonces ser chofer por un día, y él sería Einstein, para lo cual llegarían a la plática invirtiendo papeles.
Señalemos que para esos días poco sabían quién era Einstein, no era el que todos reconocen ahora en las fotos: avejentado, con el cabello alborotado y vestido con esos suéteres nerd.
Al llegar al sitio, Einstein se situó a un lado del estrado. Ante la primera pregunta, como el chofer no entendía en lo más mínimo lo que le estaban preguntando, se dirigió a quien la realizó, de esta manera:
- La pregunta que usted me acaba de hacer, es tan fácil, que dejaré que se la responda mi chofer, aquí al lado mío-
Obviamente, Einstein se rió.
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