martes, 6 de noviembre de 2012


Se preparan para aprobar la combativa Reforma Laboral en México


La Cámara de Diputados se apresta a darle vida a la nueva Reforma Laboral de México, este sábado 10 de noviembre, tras una serie de discusiones y enfrentamientos entre las facciones de izquierda y la percudida alianza del PRI y PAN, que han durado casi cuatro.

Realmente la reforma es uno de varios acuerdos que el gobierno del PAN estableció con el PRI como paquete transicional del cambio de poder; seguramente como un esquema de rara alianza estratégica que se dispondría a convertir en la vía dual de democracia alternativa a la mexicana.

Como sea, es notorio que dicho documento es un avance claro que busca romper con la inercia de los sindicatos, a la luz de una sociedad que cada vez más los está viendo más como estorbosos que como beneficiosos. Claro que los sindicatos no pretenden dejarse infiltrar, sobre todo si los dirigentes serían los más afectados. Y la respuesta no se hizo esperar cuando el mes pasado Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps, fueron reelegidos "milagrosamente" para sendos períodos de 6 años más al frente de la SNTE (el poderoso gremio docente) y PEMEX (la principal industria nacional y gubernamental). En el colmo de su descaro y prepotencia, la señora Gordillo se "obligó" a hacerse llamar Consejera Suprema. 

Los alcances de la reforma, en relación con la democratización, flexibilidad y legalidad factual del sindicalismo, tendrán relación directa con el verdadero valor e interés que tengan los nuevos dirigentes del país; por lo cual desde ahora se anticipa un rotundo fracaso.

Lo triste de México, en este caso, es que no sólo es un país mediocre como Democracia, sino que son sus propios entes los que lo atormentan: los sindicatos más poderosos, más irresponsables y más indisciplinados del país no son ni siquiera privados, como se esperaría que fueran: son justamente sindicatos de trabajadores del gobierno. Qué patético.

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