lunes, 4 de marzo de 2013

Gobernadores de México: salarios altos, resultados pobres

  • Campeche, caso paradigmático

Fernando Ortega Bernés, el gobernador con mayor sueldo en México. 

¿Cómo se asignan los sueldos los funcionarios públicos? ¿Hay algún cálculo contable, una ponderación financiera con un margen metodológico? ¿Es posible que sean aplicados al vil trancazo? La respuesta es sí. No existe ningún aspecto que permita ligar el salario de un mandatario local (y sus funcionarios) con su desempeño en el cargo. Y esta es otra de las grandes cuestiones que tienen qué ver con criterios de justicia y transparencia. 

Lo más escabroso de este asunto, es que los ingresos de varios gobernadores de este país son escandalosamente altos en relación con lo que su Estado produce o manifiesta en términos de desarrollo social. Y lo más escabroso es que cuatro de los cinco sueldos más altos del país entre los mandatarios estatales, son justamente de gobernantes cuyos Estados tienen altos niveles de pobreza. 

Basémonos en la siguiente situación: a un empleado se le paga por ciertos criterios. Quizá realmente sí le pagan por su trabajo, o más bien por su contribución productiva. O ambas cosas. Pero una cosa es cierta: le pagan con base en ciertos criterios que le permiten acceder a los beneficios corporativos que él ayuda a rendir y a incrementarse. A cambio de sus servicios y desempeño, se le otorga un ingreso con el que tiene derecho a los bienes y servicios que le convengan. Bueno, al menos así se espera que suceda en la realidad. 

Pero eso no ocurre en nuestra burocracia. Los burócratas son los únicos en este país que se asignan salarios sin criterio, sin método y sin sentido. ¿Bajo qué premisa? ¿Cómo se puede ganar cierto sueldo sin un conjunto de requisitos a cumplir para con el contratante? Bueno, la respuesta es mucho más básica que lo que pueda esperarse: porque son vivos. 

Sólo vamos a basarnos en lo que ganan los cinco “afortunados” gobernadores con mayor salario en el país. Las cifras no son de este año, pero les aseguro que para el caso es lo mismo. ¿Por qué? Ejemplo: el gobernador de nuestro querido Estado, Fernando Ortega Bernés, ganaba en 2010 165 mil 378 pesos. Para 2012 esta cifra ascendió a 166 900 pesos mensuales. No se le ocurrió jamás bajarse el sueldo. Aquí se trata de ganar más. Lo malo es que no es su dinero el que usa para eso. 

Otros casos que están como para una novela de misterio y terror, son los sueldos de los gobernadores de los estados de San Luis Potosí, quien se embolsa al mes la nada despreciable cantidad de 165 mil pesos; lo sigue en la carrera por ver quién mete más la mano al erario, el gobernador del estado de Guerrero, con 163 240 pesos; el cuarto lugar, quien no alcanza medalla pero sí muchos billetes, es el gobernador del estado de Nuevo León, cuyos ingresos son la cifra de 156 624. Y para cerrar esta mini “competencia” salarial, tenemos al mandatario poblano, mismo que tiene mes a mes seguritos 147mil 183 pesos en la bolsa. 

¿Bárbaro, no? Bien, viene lo más bárbaro: de los cinco mandatarios aludidos, todos, excepto el de Nuevo León, tienen a sus estados ubicados en más del 50% de pobreza poblacional. A estas alturas, metamos a otro más al costal: el gobernador de Chiapas. Es un caso único. Gana al mes 110 mil pesos, más o menos (117 565 exactamente), pero el 78% de su población vive en la pobreza. Y no, no dice nada al respecto. 

El caso de Campeche es muy llamativo. Nuestro gobernante tiene el salario más alto de México entre los mandatarios estatales; pero los resultados que ofrece no son los más beneficiosos. Campeche es una entidad que calza a la medida la frase de George Bernard Shaw: “La estadística es una ciencia que demuestra que si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos uno”. Esto viene a colación por las cuentas públicas. Según los datos oficiales, el Estado produce al año la nada despreciable cifra de alrededor de 260 mil millones de pesos, contribuyendo al 2% del PIB nacional. Y posee una de las poblaciones más pequeñas en relación con su territorio, con apenas 822 441 habitantes. Y sin embargo, en la realidad, ese producto per cápita de 316 130 pesos anuales no se ve por ningún lado, ya que el Estado tiene la cantidad de 411 220 personas bajo el umbral de los beneficios del mercado; es decir, es pobre. 

Habría que mencionar sobre esto, el asunto de los ingresos estatales en relación con los sueldos generales. Si bien el gobernador del Estado es el primero en el orden, algunos funcionarios no se quedan nada atrás al momento de cobrar: un secretario estatal gana más de 57 mil pesos mensuales y un subsecretario más de 30 mil. Pero como el gobierno implica a los legisladores y a los encargados de administrar y hacer efectiva las leyes, pues tenemos que un diputado tiene ingresos que rondan los 45 mil pesos y los sus asesores, entre 25 y 30 mil pesos. Uno de los más “beneficiados” en esta ronda de salarios, es el Presidente de la Comisión de Derechos Humanos estatal: 82 mil pesos al mes. Y el Presidente del Consejo General del IFE, casi alcanza los 70 mil pesotes. El rector de la Universidad Autónoma de Campeche (hoy día, rectora, vaya), pues no sufre hambre ni calores ni necesidades tampoco: se lleva casi 63 mil pesos. Ahora, ¿quieren saber quién de los funcionarios alcanza cotas de magnitudes salariales increíbles?: Los magistrados del Poder Judicial, ellos son los “reyes” del sueldazo, con 130 mil pesos y “sencillo” de otros pocos miles de pesos, para las “tortas”. 

¿De dónde y por qué salen estas asignaciones? Esa es la pregunta. 

De los 14 mil 658 millones de pesos de gasto, en 2012, el 15% correspondió exclusivamente a Gastos de Gobierno, con 2 mil millones 274 mil 503 pesos. Y de este gasto, 1 463 millones 244 mil pesos se usaron en sueldos y salarios; es decir, el 17% de lo que se emplea en Desarrollo social va a parar a manos de los funcionarios públicos a través de sueldos. 

El conjunto de burócratas estatales, según cifras de Transparencia, en el Gobierno estatal, es de 7 836 personas (tan sólo en la oficina del gobernador hay 223), que se reparten 1 463 millones 244 972 pesos, esto es que en promedio cada burócrata estatal le cuesta al bolsillo ciudadano 186 733 mil pesos al año, 15 560 pesos al mes. Claro que no todos ganan eso, muchos de ellos no logran rayar ni los 5 mil pesos. Sin embargo la élite, esa gana como campeones. 

¿Y mientras el gasto en sueldos es de más de 1 460 millones de pesos, cuánto destina el Estado en fomento a la producción y a la riqueza? : 9 millones 250 mil pesos. A otros les va peor. Los municipios no alcanzan ni los 1 100 millones entre todos. 

¿Realmente los funcionarios públicos hacen las cosas tan bien, como para ganar esa cantidad de dinero? La respuesta es no. Y es no porque como dijimos al inicio, no hay fundamento alguno; no hay un análisis, un método, un sistema de méritos y nada que se acerque a un poco de coherencia económica y contable para que ganen eso; simplemente se los asignan porque sí. Si no, pensemos en los sueldos de algunos gobernantes en el mundo: Barack Obama es el mejor pagado de la lista. El Presidente de la nación más rica gana 400 430 pesos al mes (calculado en moneda mexicana, claro). Ángela Merkel, la poderosa canciller alemana, no canta mal este corrido y se “agencia” 230 mil. Dilma Rousseff, la presidenta brasileña tiene un sueldo asignado de 187 mil 400 pesos. Unos “menos ambiciosos” en este rubro son Evo Morales, de Bolivia (24 mil pesos al mes), Cristina Fernández, de Argentina (30 mil pesos) o Hu Jintao, de China (10 mil pesos), los cuales se caerían de espaldas, bruces, de lado y hasta con media vuelta hacia atrás si se enteraran que nuestro gobernador gana más de 160 mil pesos; es decir, el 41% de lo que gana Obama, 69% de lo que se ensuelda Ángela Merkel, casi 7 veces más que lo que gana Evo Morales; 5 veces más que la presidenta argentina, y 16 veces más que el presidente de China. ¿Y todo ello, a cambio de qué? 

Es más, ni siquiera se entiende bajo qué criterios se lanzan a huelga los burócratas municipales para exigir alzas del 25% en algunos casos. ¿Tan bien creen que desempeñan sus funciones? ¿Tan excelentes trabajadores son que merecen ganar encima del promedio de un trabajador de empresa privada que, a diferencia de ellos, no tiene seguro que su empresa sobreviva a alguna crisis y por ende su pago. Esto quiere decir algo: los burócratas no tienen ni idea de la igualdad ni de la justicia laboral. En ese tenor está nuestro gobernador, Fernando Ortega Bernés y muchos funcionarios: ¿cómo se obtienen esos sueldos? Si uno coteja resultados, Campeche es un Estado dependiente de ingresos petroleros, por concepto de participaciones y por concepto de ingresos brutos que, para colmo, son contables dentro de la cuenta pública bruta; pero no se quedan en la entidad. 

El Estado no produce riqueza importante que no sea petrolera; sus grandes rubros son la intermediación comercial y los intercambios internos regionales. No es un Estado de movimiento de capitales, ni de inversión directa, ni de fabricación manufacturera, ni de ningún otro rubro que permita valorarlo como aportador de bienes de alto valor agregado. Del total de productos de petróleo, la entidad sólo recibe “participaciones” por ello, siendo del 0.6% el total asignado año con año. La inversión en desarrollo económico no supera los 1 250 millones por parte del gobierno estatal. Y la de fondos directos al fomento y crecimiento productivo, es sólo de 9 millones. El resto de esos fabulosos 260 mil millones de pesos anuales, son un bluff contable, una cuenta que no es de aplicación verdadera. Nuestra producción real es baja. Campeche es una entidad que se sostiene debido a al número de su burocracia básicamente. No producimos realmente nada importante. Ah bueno, sí: pobres. El 50% de los habitantes de la entidad, son pobres y más del 3% no tiene empleo. Somos un Estado de baja inflación porque no hay una gran demanda; los que consumen en Campeche no son un gran segmento, casi siempre los más beneficiados son los que trabajan o dentro del gobierno o para el gobierno como arrendadores de bienes y servicios. El resto de la población, la gran mayoría de la PEA, subsiste en la Iniciativa Privada con bajos salarios, en algunos casos rayanos en la explotación. Sin embargo nuestros funcionarios públicos se hallan entre los mejores pagados a nivel nacional. 

El cuestionamiento es simple, si vamos a pensar en un criterio poderoso que amerite pensar en por qué estos sueldos: si Campeche es una de las tres entidades menos pobladas de México. Las otras son Colima, con 650 mil habitantes y Baja California Sur, con 637 mil habitantes. Y en estas los índices de pobreza son del 34% para la primera, y de 31% para la segunda, ¿por qué el gobernador de Colima gana menos de 80 mil pesos mensuales, el de Baja California Sur 123 mil y el de nuestro Estado es el mejor pagado de todo México, si la entidad es la 13ª en pobreza por estados? ¿Suena justo? ¿Cómo se otorgan los sueldos a nuestros gobernantes? 

Es una cuestión importante porque estos funcionarios, como el caso del gobernador de nuestro Estado, usan este dinero de los contribuyentes para pagarse el salario. No viene de la nada. No es dinero de “monopoly” el que está usando; es dinero real, dinero que a todos les está costando. 

Una de las situaciones más fantásticas de la “democracia” mexicana, es cómo se suben el sueldo año con año los legisladores. En este caso es peor, es el único ente que es su propio patrón y se sube el sueldo sin que nadie le pueda decir nada. Y la pregunta sigue siendo, ¿se lo merecen? 

Nuestro gobernador, por ejemplo ¿se merece este salario? Por eso es que todos quieren entrar a “hacer política”, aunque no sepan de qué se trata eso y se dediquen a todo menos a la política, porque es el trabajo ideal: cobro mucho, hago poco o lo que se pueda, y si la sociedad se lo demanda los mismos que se benefician de que las reglas sean así, lo defenderán, para que se perpetúe de esta manera el viciado e incoherente sistema. Total, el que paga es el de abajo.


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