lunes, 4 de marzo de 2013


La caña de azúcar y un cuento que no acaba porque no acaba de entenderse

Grupo de cañeros veracruzanos tomando una fábrica en el Estado

Hace dos años el gobierno federal tuvo que importar 150 mil toneladas de edulcorante porque la industria cañera exportó sus existencias por la la bonanza del mercado. Ahora que la suerte no les sonríe quieren que el gobierno federal intervenga porque quieren, a fuerza, que la caña se venda como ellos dicen. Es un asunto elemental: el precio de materias primas como el azúcar es volátil ya que intervienen en él asuntos cíclicos y de producción externa. Y el problema es que mientras países como EE.UU. incrementaron la elaboración de productos edulcorantes a bajo precio,  México aumentó su producción 12%; los precios cayeron por esa oferta excedente y ahora vean cómo estamos. El asunto pasa por el hecho de que tampoco los cañeros quieren modificar sus sistemas de cultivo, que hace que el precio de sus productos no sea competitivo con otras naciones. Ellos, simplemente, no quieren perder. La regla económica dice que si es más barato comprarlo afuera, eso pasará. No quieren entender que el secreto de esto, es la modernización de la empresa. Se trata, llanamente, de necedad.

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