La caña de azúcar y un
cuento que no acaba porque no acaba de entenderse
Grupo de cañeros veracruzanos tomando una fábrica en el Estado |
Hace dos años el gobierno federal
tuvo que importar 150 mil toneladas de edulcorante porque la industria cañera
exportó sus existencias por la la bonanza del mercado. Ahora que la suerte no
les sonríe quieren que el gobierno federal intervenga porque quieren, a fuerza,
que la caña se venda como ellos dicen. Es un asunto elemental: el precio de
materias primas como el azúcar es volátil ya que intervienen en él asuntos
cíclicos y de producción externa. Y el problema es que mientras países como
EE.UU. incrementaron la elaboración de productos edulcorantes a bajo precio, México aumentó su producción 12%; los precios
cayeron por esa oferta excedente y ahora vean cómo estamos. El asunto pasa por
el hecho de que tampoco los cañeros quieren modificar sus sistemas de cultivo,
que hace que el precio de sus productos no sea competitivo con otras naciones.
Ellos, simplemente, no quieren perder. La regla económica dice que si es más
barato comprarlo afuera, eso pasará. No quieren entender que el secreto de
esto, es la modernización de la empresa. Se trata, llanamente, de necedad.
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