martes, 13 de noviembre de 2012

"El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria."

Winston Churchill (1874-1965)


Cuba: la necedad vuelta historia


El fracaso del sistema socialista en Cuba es una realidad. Hace muchos años que los cubanos, pero sólo aquellos que no son parte de los funcionarios de alto nivel del régimen, pues estos no viven como cubanos, se están muriendo de hambre y no pueden sostener las necesidades alimenticias menos ambiciosas.

¿Por qué la necedad de los socialistas e izquierdistas de negarlo? ¿Por qué negar algo evidente? ¿Tanto orgullo los corroe? Cuba no lo logró por la vía socialista; y jamás lo iba a lograr por dos razones, porque siempre fue una nación dependiente de naciones más grandes, y porque esa razón de dependencia los subdesarrolló económicamente. 

Primero, fue España, luego, EE.UU., y finalmente la U.R.S.S. los países de los que Cuba ha dependido. En los tres casos todo resultó un ejercicio inútil de historia donde el perdedor siguió siendo el mismo: la población cubana. Nunca los líderes lo serán. Fidel Castro y su familia, quienes son los déspotas que tienen a Cuba como su negocio, no necesitan de mantequilla para comer una pieza del escaso pan que hay; si adolecen de un problema de salud tienen las condiciones para ser atendidos como ciudadanos de primer mundo; no pasan hambre, no deben estar en la calle todo el día para obtener unos cuantos pesos, a ver si al otro día con eso subsisten. Claro que no: los líderes viajan en otro carril, en otro nivel de vida, en otro universo. Viven como viviría un extranjero "capitalista" en Cuba.

Es imposible hacer que los izquierdistas admitan que el socialismo es tan nefasto como el sistema que dicen detestar: el capitalismo; y sinceramente discutir con ellos esto es similar a enfrentarse contra un cocodrilo enfurecido, y que no va a llorar por ti en caso de devorarte.

Cuba fracasó, fracasó hace ya una buena cantidad de años. Fracasó desde que los niveles de pobreza son alarmantes; desde que los hospitales no tienen ni el material más elemental, las escuelas parecen lo que eran en países como México hace 30 o 40 años. Fracasó desde que las personas se quejan de que comen sí, pero mal. Los cubanos comen, visten, calzan, claro que sí: pero no como se lo merece una persona. Es grotesco el nivel de cerrazón con que tratan de eliminar el parecer de los críticos los apologistas de Cuba y su régimen.

Y es aún más patético cómo muchos justifican la pobreza de Cuba actual por el embargo norteamericano. Uno tendría que pensar: ¿Acaso EE.UU. está obligado a comerciar ellos? Y si tienen el poder para "convencer" al resto de los demás países de que no comercien contigo ¿qué vas a hacer? ¿Quejarte toda la vida? 

Mientras Cuba fue un protectorado de la U.R.S.S. subsistió; había abasto de productos soviéticos, armas, había intercambios educativos; existían subsidios. Armonía que a Cuba le resultó de plácemes ya que no es un país rico. Cuba no genera la riqueza que generan países como Argentina, México, Chile o Brasil. Es impensable algo así. Es una isla pobre y sin capacidad generadora de riqueza importante. ¿Qué expectativas tiene un país así, de sobrevivir como sistema ante la caída de sus protectores? Ninguna. Cuba se sostiene hoy día porque hay dementes como Hugo Chávez que le tienen cariño; o porque en América Latina existe una solidaridad de origen cultural por parte de naciones como México o Argentina; y si acaso recibe apoyos menores de otras partes. Pero en el sentido estricto, Cuba se está cayendo en pedazos y su población se está muriendo de hambre. "Dádivas" se puede llamar a las políticas públicas cubanas. No hay políticas públicas en un país que poco a poco se debate moribundo ante la posibilidad de rendirse finalmente y que todos los funcionarios de ese régimen aberrante dejen por fin en paz al pueblo que dicen defender, o bien acabar de morir en medio de la gloria nada gloriosa de esa monstruosa pérdida de tiempo llamada "dogma".

Cuba está abandonada. Lo que recibe es sólo el aporte de la lástima. La admiración por un régimen así, que tiene a su gente vestida con lo más cercano a la mendicidad, comiendo como comería un miserable y que es sometida a los más rigurosos esquemas de control mental, laboral y físico, sólo puede ser cosa o de ignorantes, o de sádicos, o de dementes. No hay explicacíón para defender un "modelo" que no sirve para nada en términos de justicia y bienestar sociales. No habría tantos malos chistes sobre Cuba en el mundo si todo lo expuesto no fuera verdad. Cuba es el hazmerreír de muchos países, y el enfermo lastimero de otros. ¿A eso llaman dignidad?

Cuba no pudo sostener la lucha, no desarrolló riqueza, no produjo bienestar ni resultados por sí sola. Cuba es un abierto fracaso del socialismo. ¿Por qué no lo reconoce y deja en paz a todos los pobres ciudadanos adoctrinados a fuerza por un régimen que es un monstruo hipócrita?

Cuba: la triste realidad, es un reportaje de hechura reciente realizado por AméricaTevé de Miami, lugar donde los capitales cubanos son una obviedad así como es del dominio popular que dichos cubanos detestan al régimen de Fidel Castro, así como otros más lo detestan sin ser cubanos. Pero lo llamativo de este canal es que sus contenidos no están dirigidos a los cubanos en realidad y cuyos directivos y mandos medios tiene nacionalidades de todo tipo, no cubanos en especial. Esto se explica porque la "defensa" de los izquierdistas será, siempre que se trate de un canal radicado en Miami, que todo lo que se presente contra Cuba y sus dirigentes, es falso porque es manipulado con dolo, ya de antemano.

Vale la pena verlo porque lo que se muestra no es una creación fantasiosa de complotistas capitalistas que desean el mal de Cuba; vale la pena verlo porque eso que enseña el reportaje es Cuba, esa es la Cuba que nadie puede ocultar y algunos quieren hacerlo.

Parte de la conferencia del 11 de diciembre de 1974, de Friedrich von Hayek titulada "la pretensión del conocimiento"; en el párrafo habla de la inconsistencia entre la política de pleno empleo con el sostenimiento de ese empleo por la inflación generada por la misma política.

"En realidad, en el caso que comentamos, las mismas medidas recomendadas por la teoría "macroeconómica" dominante como un remedio para el desempleo, o sea el incremento de la demanda agregadas, se han convertido en una de las causas de la mala asignación muy generalizada de los recursos que probablemente volverá inevitablemente el desempleo posterior a gran escala. La inyección continua de cantidades adicionales de dinero en algunos puntos del sistema económico donde crea una demanda temporal que debe cesar cuando el incremento de la cantidad de dinero cese o se vuelva más lento, aunada a la expectativa de un aumento continuo de los precios, canaliza la mano de obra y otros recursos hacia empleos que sólo pueden durar mientras el incremento de la cantidad de dinero continúe al mismo ritmo, o quizá sólo mientras continúe acelerándose a una tasa dada. Lo que ha producido esta política no es tanto un nivel de empleo que no habría podido producirse en otras formas, sino la distribución del empleo que no puede mantenerse indefinidamente y que después de algún tiempo sólo podrá mantenerse por una tasa de inflación que conducirá rápidamente a la desorganización de toda la actividad económica. El hecho es que debido a una concepción teórica errónea hemos llegado a la posición precaria en la que no podemos impedir la reaparición de un desempleo considerable; esto no se debe -como se sostiene en ocasiones a una mala interpretación de nuestra postura- a que el desempleo se produzca deliberadamente para combatir la inflación, sino porque debe ocurrir como una consecuencia lamentable pero inevitable de las políticas erróneas del pasado, tan pronto como la inflación deja de acelerarse."



Friedrich August von Hayek (1899-1992)



El genocida y demente Pol Pot murió en abril de 1998 en la más completa miseria, en medio de la selva, buscado por crímenes contra la Humanidad y abandonado por sus antiguos aliados; era prácticamente un prisionero que se hallaba bajo juicio por los mismos Khmer Rojos que él fundó e hizo fuertes. En la foto inferior puede verse cómo fue su pira funeraria, sin pena ni gloria.


Camboya y sus campos de exterminio: muestra de que la Izquierda puede ser igual de destructiva, vejatoria, cruel e irracional si cualquier Estado cae bajo su poder dogmático. Se estima una cifra aterradora de millones de muertos en apenas 4 años; muchos, victimados por argumentos extremistas hasta la estupidez.





¿Qué nombres les puso Carlos Monsiváis a sus 27 gatos?

Monsiváis era inquieto hasta en estos detalles urbanos. Tuvo 27 gatos, muchos de los cuales fueron repartidos entre amigos, conocidos y asilos de animales, tras su muerte. Versiones fatalistas señalan que apenas enterrado, la familia Monsiváis sacrificó a todos los animales. Su prima, Beatriz Sánchez Monsiváis dijo en una entrevista que eso es falso, que estaban conscientes de lo que sentía el escritor por ellos y que lo que se procedió a hacer fue a buscarles acomodo en otros lugares. Sin embargo, esto jamás quedó del todo claro y muchos, hasta hoy día, no le creen a la mujer.

Nunca tuvo a más de 20 a su lado, varios de ellos murieron antes de que él a su vez muriera; pero la mayoría, 13 mininos, aún estaban en su casa durante sus últimos días de vida. 



A continuación, los nombres de todos los felinos que tuvo Monsiváis, quien los amó literalmente, no se trata de un juego de palabras lindas. Eran sus hijos.

1) Recóndita Armonía
2) Monja Beligerante
3) Rosa Luz Emburgo 
4) Ansia de Militancia 
5) Eva Sión 
6) Fetiche de Peluche 
7) Fray Gatolomé de las Bardas 
8) Chocorrol 
9) Miau Tse Tung 
10) La Monja Desmecatada
11) Carmelita Romero Rubio de Díaz
12) Miss Oginia
13) Miss Antropía
14) Catástrofe 
15) Pio Nonoalco
16) Nana Nina Ricci
17) Posmoderna
18) Mito Genial 
19) Caso Omiso 
20) Zulema Maraima
21) Voto de Castidad
22) Catzinger 
23) Peligro para México 
24) Copelas o Maúllas 
25) Lalito Montemayor
26) Ale Vosía
27) Victoria sobre el fraude

De todos, sólo 13 conservaba antes de morir; uno de ellos, el más viejo, Mito Genial, murió sin embargo antes de que su dueño y amigo lo hiciera. Los demás tuvieron distinto paradero. Los 13 gatos que estuvieron con el popular escritor en la recta final de su vida, fueron: Peligro para México, Copelas o Maúllas, Caso Omiso, Mito Genial, Catzinger, Miau Tse Tung, Fray Gatolomé de las Bardas, Ansia de Militancia, Catástrofe, Chocorrol, Fetiche de Peluche, Rosa Luz Emburgo y Eva Sión. El más viejo era el fallecido Mito Genial, quien tenia 17 años al colgar los bigotes, y el más joven era Catástrofe, al que el escritor definía como un auténtico salvaje. 





Felipe Calderón Hinojosa ha sido el único presidente de México que decidió enfrentar a los grupos delictivos narcotraficantes, con resultados muy dispares: más de 35 mil muertos en 6 años (opositores y periodistas manejan la exagerada cifra de 70 mil muertos) y decenas de miles de delincuentes encerrados. Lamentablemente la prensa y grupos de poder engañosos hicieron circular el mito de que la culpa ha sido únicamente del presidente de la nación y que este suceso no tiene precedentes en México. Todo para formar un gancho político que les atrajera votantes, creándose así historias cínicas e hipócritas para hacerlo parecer verdad absoluta.

La verdad es otra: el narco ha existido en México desde los años ´40 y cada vez se hizo más fuerte al crecer bajo el amparo del poder del PRI, cuyos presidentes, gobernadores y funcionarios de turno se enriquecieron haciendo negocios con esta delincuencia y quienes siguen haciéndolo; porque el narco sin socios en el gobierno de la nación y en los Estados de la república, no sería lo que es hoy. Es más fácil echarle la culpa a una persona, del desastre, porque si se llegara a saber la verdad, muchos apellidos "importantes" y partidos políticos muy viejos y conocidos, quedarían en dramática y nefasta evidencia. 


De guerra y políticas: ha sido más práctico echarle la culpa a Felipe Calderón de todo el daño del narco.

Una  “encantadora” característica ha tenido este sexenio: que se lo crítica por todo.  No hay por qué reírse de los muertos producidos por nuestro narcotráfico; pero tampoco criticarlo todo. Desde la marimba intelectual del famoso Estado fallido que han querido pegar en la conciencia popular a fuerza de “palabras inteligentes” (cuando de sobra se sabe que es el pueblo el que tiene una conciencia volátil), hasta la locura de salir a gritar todos como “simón dice” que Felipe Calderón tiene la culpa de las muertes del narco, es que se ve demostrado nuestro tipo de nación: la nación inconformada aún, inmadura. Nosotros nacimos primero como Estado, recuérdenlo. Pero no como nación. Y eso queda reflejado en nuestras constantes ganas de dispararnos solitos a las patas, en criticar todo lo del otro si no te cae bien, si es el rival en turno o porque algunos nacen siendo loros que sólo repiten lo de otros sin auxiliarse en la lectura propia.

35 mil muertes ha dejado el combate al narco, en seis años (que no la guerra. No confundan. Si fuera una guerra habría más, créanlo, pues se entraría en el auténtico estado de excepción, que también se la dan por mencionarlo intelectuales trasnochados, periodistas y políticos oportunistas como si fuera cierto y como si se tratara de ir a la tienda y pedir manzanita peñafiel; aunque sí se recurra a tácticas y políticas necesarias dentro de la estrategia de combate). 35 mil muertes, y un poco más quizá. Los datos, esos guarismos que nos tratan como un universo de hormigas, indican que más de 10 mil han sido sicarios, poco más de 500 civiles inocentes; alrededor de 300, soldados de todas las Armas; y  repartidos en esa romería de cadáveres 700 más, encontrándose políticos, mediadores, abogados, alcaldes, etc. No dejemos atrás a 60 periodistas y unas centenas más de policías y agentes ministeriales. 35 mil muertes en 6 años.

Es horrenda la cifra, por supuesto; pero el error más generalizado en el que se incurre es el de usarlas, es decir, el de mencionarlas con un afán que no logra cristalizar en la sensibilidad que requiere este conflicto que mata más gente que los que mata el terrorismo integrista en Irak o Afganistán. No se deben usar para culpar a una política ni a una estrategia de Estado que sólo combate con una rigurosidad no vista antes un mal que de verdad es amenazante.

La cuestión no pasa por expresiones como “intervención a favor” o “comprensión” a este gobierno, sino al análisis más objetivo posible de esta realidad. El narco, así como en sus facetas más acabadas de redención popular distribuye recursos a comunidades y pueblos enteros, casi-casi a nivel de santos financieros, también lo que hace es pelear entre sí por el control de sus zonas, por la defensa de las mismas, porque es una mafia en el más estricto sentido. Entiéndase que gran parte de las bajas del narco en este país, son del mismo narco. Esas cifras existirían aún sin la intervención del Gobierno Federal, estatal o municipal; quizá fueran menores dado que la misma presión bélica de las Fuerzas Armadas, actualmente apresura las operaciones internas de las organizaciones criminales y psicotiza sus acciones. Pero no son bajas producidas en su mayor parte por las fuerzas armadas del gobierno de Felipe Calderón.

De las 35 mil bajas, menos de 500 han sido civiles. Engarzados están, como se observó, otros hechos fatídicos como: venganzas contra funcionarios y policías, mandos medios y políticos; en una serie de acciones efecto del mismo sentido de “guerra” con que se connota al enfrentamiento entre el Gobierno Federal y los grupos criminales. Imposible resulta que no haya bajas inocentes en un conflicto de tal magnitud. Y otras no tan inocentes. Y otras, nada inocentes.

Sí, 21 mil soldados han sido mandados a las calles, sobre todo a las de Chihuahua, Estado que alberga al 30% de todos los elementos que la SEDENA, la Marina Armada de México y la FAM han mandado para “combatir a los malos”. 21 mil soldados con armas bastante garantes de que más narcos morirán, a pesar de sus AK-47, AR-15, Barret .50 y M-82, ya que queda igual para este guiso de “numbers” que la correlación de bajas entres ambas fuerzas favorece al ejército nacional en una diferencia de 1 a 40. Es decir, no, no hay en esta correlación una guerra perdida contra el narco. Pero un dato es un dato. Los más pesimistas esperarían una andanada de datos  con todo y su cajita feliz.

Una cosa igual es cierta, la potencia de fuego de estos criminales es bastante, bastante, bastante pesada, como para responder a cualquier ataque, de cualquier agresor. Sus arsenales, cada vez más expuestos en los medios (pero no completamente, aguas, hay que cuidar que los ojos del lector o televidente no lloren de más), demuestran un poder de fuego contestatario, que ya quisieran ejércitos como el croata, el belga o el mismísimo ejército italiano. Y es que al narco lo provee, tristemente, el mismo país que es la gran causa de estos males: EE.UU. y sus ávidos consumidores de todo tipo de estupefacientes.

Según más cifras, tan sólo en la frontera, esa inmensa frontera que separa “adriánicamente” a un país de otro (aunque ya haya tantos mexicanos “del otro lado” como en todo el D.F.), se pueden encontrar más de 5 mil negocios o empresas fragmentadas al modo de “cría”, que se dedican a vender armas al por mayor sin ningún control (gracias también a que otra eminencia gris de este aún mundo bipolar -psiquiátricamente hablando-, apellidado Bush y nombrado George regresó al votante norteamericano la capacidad de comprar cuanta arma y munición quieran, total… A pesar de que Bill Clinton restringió la nefasta 2ª Enmienda tras los asesinatos de la Secundaria Columbine en ese trágico 20 de abril de 1999). De ahí a que esas armas “salten” para aquí, pues qué problema tiene, sabiendo que la corrupción e inoperancia de nuestros funcionarios (sexenios han ido y venido y la carne sigue siendo débil) agiliza toda operación al respecto. En estos términos, se calcula que por esa frontera entrarían 2 000 armas diarias (muy lindo), lo cual mediante una simple multiplicación nos llevaría a un cifra escandalosa de más de 700 mil aparatos mortíferos de esa clase al año. Pero, atención, muchos de ellos también pasan de a “hormiguita”: en bolsos de mano, guanteras, baúles, en fin, un carnaval.

Cuando el presidente de este país, Felipe Calderón, fue a plantarse al Congreso de Estados Unidos, y acomodándose la corbata agarró valor para decirles a los “gringos” que ya “chole” con tanto drogadicto y que reconozcan que ellos son los que le han dado patas al diablo, y encima armas, pues bastantes de estas personas (a las que generalmente tampoco les importa el pueblo en sus aspectos más generales) se sintieron apenadas. Y es que no descubrió nada nuestro presidente; pero sí fue el primero en ir a decírselo al culpable. La reacción de los norteamericanos no fue tan baja de calorías tampoco, pero sí llamativa: por fin en decenas de años, reconocieron que sus compatriotas consumidores eran los culpables de que México se hubiera convertido en un burgo gigante de drogas afuera del majestuoso castillo, y por supuesto en un infierno de balas y asesinatos entre grupos y sus tristemente célebres sicarios, gran parte de los cuales no rebasan los 20 años de edad. De hecho, del total de narcotraficantes muertos, el 30% tenía menos de 25 años cumplidos.

Explicado lo anterior, se estima que hasta el 2009, había 17 millones de armas ilegales en el país, mismas que han estado entrando desde los años ´90 de esos remanentes que estuvieron en servicio durante los combates a la guerrilla de Centroamérica y otras más por el mundo. Porque los EE.UU. viven y comen de eso (y mucho): de vender armas a otros para matarse entre ellos. Un negocio donde sí son capos y no moco de pavo. ¿Pues así cómo? ¿El culpable de que seamos los gerentes de los estupefacientes en estos lares, no sólo nos arruina la vida sino nos da las armas? Lo peor es esto: el gobierno de México sólo ha podido decomisar 17 mil de ellas en el sexenio.  

Sin embargo, las personas se indignan a diestra y siniestra. La crítica se vuelve tan ciega que se ha llegado a escuchar argumentos más absurdos que tratar de hacer física cuántica con un ábaco: que antes estábamos mejor, que Felipe Calderón es el presidente de la violencia, el presidente de la muerte… Regresemos al concepto del Estado fallido, y pensemos en nuestros compatriotas que viven inmersos en un mundo crudo y duro; Estados donde en verdad se sale a la calle y quizá no se regrese a casa; sí. Estados como Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Michoacán... Y tengamos un poco de respeto. No usemos esas “creaciones ideológicas" para ensuciar más el contexto. Es un tremendo error de los países que carecen de autocrítica: todo lo politizamos, es decir, el que está en el poder tiene la culpa de todo; y si yo no estoy en el poder, más la tiene. O sea… acudamos mejor al prozac y colaboremos con esta absurdez drogándonos igual, ¿no?

Hay que entender que el Gobierno Federal no inventó el narco; el Gobierno Federal no trajo el narco a México; entender que las muertes del narco, son mayormente entre el narco. Y que el fenómeno se creó a sí mismo, porque responde a las mismas expectativas de cualquier mercado común de bienes y servicios, donde la oferta se crea a razón de la demanda; si la demanda crece, la oferta crece. Y estamos ante una situación en la cual EE.UU. es el hogar de 35 millones de consumidores netos de estupefacientes, en un universo de 320 millones de consumidores en este bendito, maldito, y ambas cosas, mundo. Tan sólo  Canadá tiene unos 9 millones de consumidores netos (y eso que no se cuentan los que consumen parcialmente).

Este escenario de morfinómanos, cocainómanos, marihuanos, opiómanos, y demás proletariado y burguesía enajenada por drogas, deja a la organizaciones narcotraficantes entre 400 y 320 mil millones de dólares al año, en ingresos netos por los que no pasó báscula ningún tipo de fisco y donde el trabajo se paga bajo el mercado del absoluto patronazgo a la “medieval”. Fíjense en la absorbente cifra: 400 mil millones de dólares al año; es decir, sólo algunas decenas de países a nivel mundial superan eso con su P.I.B. Nuestro país, que ya está por llegar a los 900 mil millones de dólares en este índice, es de aquellos cuyo propio narco es capaz de desestabilizarlo tan sólo con sus recursos económicos.

Haciendo uso de más números, se estima según la propia SPP, que México  ingresa por el producto de las ventas de estupefacientes 8 mil 780 millones de dólares, que equivale al 10% del comercio de drogas en todo Norte y Centroamérica. La ganancia total de la región es escalofriante: 82 mil millones de dólares, la cuarta parte a nivel mundial. 9 mil millones para Canadá, 64 mil para los yunaited esteits, 8 mil para México, por portarse bien, y el resto para Centroamérica. Qué dineral.

Pero la novela acelera y se pone más “choncha” mientras más avanza en sus últimos capítulos: se estima que, dado que el comercio dentro de los EE.UU. es mayormente, si no hasta el grado de supremacía, dominado por los cárteles mexicanos, el dinero que “vuelve” a casa luego de que las operaciones de venta han sido resueltas, asciende hasta casi 40 mil millones de dólares, aunque según el senador Santiago Creel, 49 mil millones son los dólares que gana el narco cada año en México. Es decir, superior al P.I.B. de naciones como Uruguay.

Y es que analicemos un poco cómo funciona este mercado, que sería la envidia de cualquier economista –técnicamente hablando-, y donde el consumidor mantiene una inalterable preferencia y donde los precios suben en vez de bajar. Usemos sólo el ejemplo de la coca, cuyo tránsito empezó a ser dominado por los grupos colombianos allá en los lejanos años ´70, y cuyo fin a mediados de los ´90, más el engrosado apoyo económico a las fuerzas de costa y fronteras de EE.UU., los debilitó a tal grado que la estafeta pasó trágicamente a los mexicanos.

En Colombia, Perú o Bolivia, cada kilo de coca se paga entre los 500 y los mil dólares, directamente al campesino. Los grupos que “cocinan”, “industrializan”, “tratan” la coca para su venta, la revenden hasta obtenerse 6 veces más ganancias en el trayecto; trayecto cuya ruta no siendo posible ya por el Caribe (dado que por mar, es más fácil que entre un rico al reino de los cielos que un kilo de coca a EE.UU.) pues tiene como destino este hermoso y singular país. Una vez aquí, ese kilo de coca se aprecia hasta venderse a 12 500 dólares, y los mexicanos se encargan de sacarle más provecho y lo venden tres veces más caro a los yunaited estaits. Cuando llega a las calles de Estados Unidos, ese kilo de droga se vende a la impresionante cantidad de 100 mil dólares. Este mercado sí deja la boca abierta y no el del chile habanero ni el de la odontología. Por eso todos los grupos criminales que se dedican a él, se matan por conservarlo, controlarlo o, algunos más ambiciosos, quedárselo completito. Y de ahí volvemos a las muertes que llora México, gran parte de las cuales han sido, y seguirán siendo, altísimas en cuanto a asesinatos por razones diversas y a enfrentamientos  por cielo, mar y aire mientras la potencia financiera y la masa “laboral” de esta maquinaria criminal del narco mantenga su tendencia a la alza.

Insistamos, el Gobierno Federal, y las instituciones, las familias decentes mexicanas, los hombres de bien y mujeres de bien, no inventamos el narco, ni trajimos la guerra. Lo que el Gobierno Federal ha hecho, es combatir como ha podido a estos grupos; pero los resultados no son ciertamente muy importantes. Así, si se asiste a decomisos de cargamentos, de armas, de dinero, y a meter en el “tambo” a los “malos”, comparado con lo que anualmente tiene en sus manos la criminalidad narcotraficante, es poco, demasiado poco. Si bien la SEDENA anuncia que ha encerrado a 32 mil maleantes y criminales relacionados con el narco, EE.UU. presume que la cifra posible de gente que trabaja para este “sistema” criminal es de alrededor de 150 mil personas, no se sabe si exceptuando campesinos a su servicio. Si bien se han decomisado miles de toneladas de yerba y anfetaminas en este sexenio, se estima que el 70% sigue su camino, con la resultante que ocasionará, que es subir de precio.

Por eso no dejan de sorprender declaraciones que van desde personas serias (supuestamente instruidas) a personajes de la política y la misma intelectualidad, donde se critica todo y donde se indica que la culpa de esto es de un gobierno, que la política es errónea, alcanzándose a elevar la apuesta para decirse que antes esto no ocurría, y que los futuros gobiernos lo harán mejor; seguramente. Quizá antes ocurría (en menor grado, dado que la fuerza económica de estas agrupaciones era menor) porque los medios de comunicación tenían expresamente “aconsejado” qué tipos de noticias publicarse ya que, pues… ojos que no ven… votantes que no sienten. ¿O se es muy mal pensado?

Lo que sí es digno de pensarse es ¿adónde nos está llevando el crecimiento del narcotráfico? Sus negocios son prósperos y generosos: en extensas regiones del país dominan a su antojo y ya ni el ejército entra. Numerosos pueblos y personas de esas zonas los ven como sus mismos protectores de “raza y origen”; a varios narcos victimados por “el gobierno” hasta los han declarado santos, producto de nuestra misma cultura original que suele terminar en ejemplos de sincretismo religioso desde lo más chabacano a lo más aberrante. Y sí, con altar, procesiones, rezos, día celebrativo y todo.

El narco indudablemente ha sido un catalizador de las reivindicaciones populares en muchas partes.  Y más allá,  es no sólo un “protector generoso”, sino un inversionista en todo rubro: desde tortillerías hasta empresas de cosméticos. Se tiene la sospecha incluso sobre su grado de participación en la “moderna” industria de la música. Y no porque sólo se sospeche, sino porque sería “sospechosamente sospechoso” que no sea parte del lavado de dinero. Se supone hasta ingenuo creerse que no, pues.

Esta marcha irrefrenable ha convertido al dinero del narcotráfico en la segunda fuente de ingresos del país, sólo detrás de las remesas que nuestros compatriotas honestos hacen llegar desde “el otro lado”, y encima de ingresos como el de las ventas del petróleo o el turismo, colaborando así en la multiplicación de la riqueza. De esta manera, incluso siendo su colaboración financiera lo más “silvestre” posible, a decir de sus donativos a los pueblos y regiones de donde son originarios muchos capos, el dinero que mueve el narcotráfico y que “se hace mover” dentro del sistema financiero mexicano, no puede despreciarse. Eso convierte a sus organizaciones en un serio desestabilizador. Y su poder podría aumentar.

Pensar en que el Estado perdió la “guerra” contra el narco es tan apresurado como pesimista; pero no deja de ser para pensarse, porque ya no se trata de la intención gubernamental de controlar algo que, al fin y al cabo se abate entre sí, sino que esta intención sea lo suficientemente fuerte en el tiempo como para soportar que se alargue. La batalla contra el narco no pasa simplemente porque civiles caigan en la acción. La intervención del gobierno se da para proteger a los civiles de estos grupos que se “cazan” entre sí, en un cuadro de una “guerra” dentro de otra; no para salir a matar narcos. Las víctimas de esta infame batalla ocurren dentro de la delincuencia y gran parte de ellas por la delincuencia. Culpar al gobierno de Calderón es una tontería, pues se está empleando una política anticrimen, propia de un Estado que sufre del crecimiento y expansión de un fenómeno delictivo difícil de contener a la primera, y quizá ni a la segunda…  Y quizá ni a la tercera.

Conviene más preguntar qué pasará si esto se extiende. El narco no se va a rendir; a cada golpe a su economía va a reaccionar vengando, y el precio de los estupefacientes va a cobrar su venganza por sí solo subiendo, reactivándose un círculo de más ingreso de dinero, más capacidad de compra de armas, para reclutar a hijos de nadie, a cuasi marginados, para corromper programas de justicia y sabotear otros. ¿Qué pasará? Para el análisis hay que hacer varios paréntesis, y uno de ellos es inminentemente económico: ¿Cuánto gasta el Estado de México en su lucha anticrimen, y cuánto tiene el narco para poner sobre la mesa?

Para el año 2009, el presupuesto asignado al gasto en el rubro de “orden, seguridad y justicia” era de 5 100 millones de dólares. La Iniciativa Mérida, a su vez (ese apoyo “patito” que se instrumentó para evitar estar contestando quejas de los molestos mexicanos a cada rato), presenta un aporte de 1 200 millones de dólares para la lucha antinarco; pero en abonos chiquitos, no se alegren antes de romper la piñata.  A eso, sumen (con dedos y todo), que el Congreso de la Unión autorizó para la SEDENA 13 mil 300 millones de pesos este año (1 200 millones de dólares).Wow, como dicen en los chats. No vale la pena ver cuánto se otorgó a las policías menores, como las estatales. ¿De cuánto dinero hizo la SEDENA uso en el año 2010, para compra de armas y modernización de los cuerpos?: 3 mil millones de pesos (272 millones de dólares). Aunado a esto, 21 mil efectivos militares, y la cifra de contratos aumentaría en 2011 a 10 mil más.

Del otro lado de la contienda están las agrupaciones narcotraficantes, que si bien no son un cuerpo homogéneo de lucha, su orientación las hace desviar gran parte de sus recursos a sostener sus posiciones contra sus dos rivales a muerte: los otros cárteles y las Fuerzas Armadas de México. A su favor, una ingente cantidad de dólares, administrada sin obstáculos fiscales ni monetarios, excepto los devaluatorios (que ni hace falta porque están llenos de divisas).

Estos grupos criminales, teniendo en cuenta que su “sistema” es más pequeño y compacto, y que la clandestinidad y  costos organizacionales les otorgan ventajas, les pueden hacer la vida difícil al ejército y marina del país, aún a costa de pérdidas importantes pero constantemente recuperables. Los casi 8 mil millones de dólares que de todos lados la nación posee para contenerlos, dan por resultado un contexto de pronóstico gris, o para algunos oscuro, teniendo en cuenta que el narco tiene en sus bolsillos 40 mil millones de dólares, de los cuales, tras sacar sus propias partidas presupuestales, bien puede destinar a armar a sus hombres tanto o mejor que nuestros “soldiers”, amén de controlar regiones del país - como ya se dijo-, lo que les otorga otro plus en su calidad de rival de la contienda.

Esto, parece más bien como lo ocurrido con los grandes imperios de años pasados, como el español, para mejor ejemplo; o como esas guerras largas y tediosas de Europa, como la de los 30 años, en donde uno de los rivales, y en el mejor de los casos todos, se agotaron, o se les agotaron las monedas hasta del cochinito. La cuestión de la “guerra” contra el narco en México no pasa por la política empleada, que es acorde a un plan de contención criminal de estos alcances y poderío; tampoco pasa por el número de muertos (lamentablemente alto), aunque esto aumente la idea de que quemar vivas a las personas es una venganza digna, sino por ver la magnitud del poder del narco y que se está ante una típica “guerra” de desgaste, con todas su consecuencias psicológicas, morales, económicas, sociales, políticas y culturales… Y sin que deba ser culpable de esto el Gobierno Federal en turno.


lunes, 12 de noviembre de 2012


Documento que debería leer todo buen peronista, para saber más sobre su amado líder. El discurso lo dio en el contexto de un gran temor por su avance en la escena política argentina. 

El discurso es aterradoramente hipócrita y cínico a la vez, tal y como era Perón.

"Todos quieren vivir a expensas del Estado; se olvidan que el Estado quiere vivir a expensas de todos".

Frédéric Bastiat (1801-1850)






El economista catalán Jordi Franch Parella publicó el libro Economía, que es un compendio de textos económicos de la corriente neoclásica austríaca. Todo un aporte a las Ciencias Sociales que ojalá sea tomado en cuenta y logre llegar al bachillerato no únicamente español sino latinoamericano.

El manual es un enorme avance no sólo para la ciencia económica sino para el sistema de educación, cuyos libros de texto se inclinan hasta hoy por el mainstream keynesiano o friedmaniano, y encima enseñar todo mediocremente. 

La opción de estudiar la escuela económica vienesa es indispensable para entender la Economía; por lo que este aporte del profesor Franch es, con todo juicio, uno de los más importantes y avanzados en los últimos 50 años. Se debe dejar de inculcar de manera única las ideologías del stablisment intelectual en el terreno económico y abrir paso al estudio de otras ideologías y pensamientos en la materia, y la escuela austríaca es una de las mejores alternativas para entender y hacer progresos en la economía general. Hay que permitir que la escuela vienesa llegue al conocimiento del estudiante; es primordial que se modifique este unilateralismo pedagógico que asfixia el conocimiento al imponer de facto ideologías que no varían nunca y que son dadas como si fuera impenetrables, infalibles y solitarias en las alturas del poder del sistema en su totalidad.

Se sabe que el profesor Franch Parella ha tenido ya varios rechazos por las autoridades de su país (España) al proponer que el manual de su autoría llegue a las aulas. La batalla va a ser sumanente larga pues tiene que luchar contra toda una estructura material e inmaterial que rige la voluntad y el ánimo educativo del común de las naciones, que siguen viendo las ideas de Keynes, Friedman, Krugman, Marshall y en el peor de los casos, Marx, como las únicas explicaciones dignas de crédito en materia económica. Por lo tanto la lucha por hacer que llegue este manual será muy ardua. Desde aquí, apoyamos a Jordi Franch Parella. Ojalá que las autoridades educativas entiendan que hay que ampliar la base intelectual del estudiante a nuevas ideas y nuevos paradigmas, sobre todo en algo fundamental como la economía.



José Pablo Feinmann quiso desacreditar el 8N: "Es una protesta de lujo"

José Pablo Feinmann quiso desacreditar el 8N: "Es una protesta de lujo"

Decía hace ya sus siglos el filósofo inglés Francis Bacon, que la peor de las bajezas es la adulación. Y adular a los poderosos no sólo es lo más fácil, incluso llega a ser, por lo general, lo más conveniente. Pero también llega a ser lo más lamentable.

El hecho de que quien adule al poder de turno sea un ignorante es muy distinto a que lo adule alguien que ha estado pegado a la cultura desde sus tempranos años como escritor; y es lamentable porque no hay nada peor que la notorio cuando se trata de estas cosas; y más lamentable porque los intelectuales que sirven al poder de turno están siendo igual o más sinvergüenzas que los dueños del mismo si lo hacen mintiendo y sesgando lo más sacro para un pensador, alguien que se dice filósofo y maestro: la verdad. Un intelectual al servicio del poder es más peligroso y más culpable que una turba ignorante o un dogmático, pues estos últimos a final de cuentas, pasan por inimputables. Pero que alguien que teniendo conocimiento de la causa, la oculta y alcahuetea, es imperdonable.

Tener conocimiento y ser inteligente no necesariamente conducen a la verdad ni tampoco a la correctitud ni a la perfección; es cierto. Como dice el viejo adagio: nobody is perfect. Sin embargo la inteligencia y el conocimiento, la educación y la cultura propia sí pueden ser efectivas contra la fijación ideológica y la repetitiva dogmática que conduce al fanatismo. Y dudamos que José Pablo Feinmann, que es de quien trata este comentario, lo sea. 

Pero si no es un fanático del kircherismo, ¿Qué hace adulando? No es ninguna coincidencia esto. No puede ser una alegre coincidencia que alguien que ha vivido de cerca la historia argentina del poder y sus miserias, desde los golpes militares, hasta el peronismo intransigente, el menemiso y ahora este fenómeno tragicómico llamado kirchnerismo, diga tantas argumentaciones pueriles; dé cucharadas de dogma a los ciudadanos repitiendo para hacer que repitan lo que el gobierno quiere que sea el único discurso sobre la faz del territorio argentino. ¿Cómo se puede llegar a esto?

Feinmann ataca los que reclaman al gobierno argentino; denosta a los ciudadanos que exigen cuentas; maltrata verbalmente a quienes sólo están pidiendo que la Ley deje de ser prostituida por los funcionarios que defiende. ¿Cómo puede un pensador e intelectual, estar a favor de que se los tache de "gorilas", "golpistas", "comprados", "complotistas"? 

Una política de este país, Elisa Carrió, dijo en una entrevista televisiva que el único mérito que tuvo Néstor Kirchner como presidente de la nación fue saberle llegar al precio a cada uno. Elisa Carrió es una de las ninguneadas también por José Pablo Feinmann; acusada de ser ultramontana, extremoderechista. Sólo hace falta vestirla con un traje caqui, botas de montar, cinturón y pistola al costado, brazalete del nacional socialismo y colocarle bigotes chaplinescos, para que la vean como quiere Feinmann, y todos los cooptados por el poder, que la vean. Cuando lo único que ha expuesto Carrió es lo que todas las personas sensatas sabemos: que el gobierno argentino es cada vez más impopular, que Argentina no es Venezuela ni Cuba (a pesar de que muchos ingenuos e ignorantes se duermen soñando con eso) para que una pandilla de sinvergüenzas quieran tratarla así, que es un régimen lleno de funcionarios ineficaces, soberbios y déspotas, y lo más tenebroso: cínica y detestablemente corruptos a más no poder. Sorprende que esto es lo que apoya José Pablo Feinmann.

Una de las más grandes argumentaciones de José Pablo Feinmann en la nota es asegurar que lo que los argentinos quieren es volver a tiempos como los de Menem e irse a Miami como sucedía. Es decir, apoca la protesta a un nivel tal que reduce a todos los cientos de miles de reclamantes al infantilismo y la pobreza mental; como si sólo se tratara de cientos de miles de caprichosos "pagados" (porque esa palabra utiliza el pensador) por los medios de comunicación como Clarín, porque lo único que desean es vacacionar en Miami de nuevo, tal como sucedía en los tiempos de "dólares para todos" del menemismo. Qué enorme estrechez mental llegar a decir tal barbaridad.

Pero José Pablo Feinmann no es ningún estrecho mental; no nos equivoquemos. De hecho de eso hablamos, de que no lo dice ignorando la verdad. José Pablo Feinmann es simplemente lo que Antonio Gramsci describió como "intelectual orgánico" (qué lindo que un intelectual que apoya a un gobierno que se dice de tendencia izquierdista sea esto justamente); y para ser un intelectual orgánico primero hay qué saber dónde queda la dignidad, y una vez guardada esta bajo llave, en un baúl enterrado en una isla lejana, saber, acto seguido, dónde queda la tesorería para pasar a cobrar el costo de ser un adulador, uno más en quien el kircherismo demuestra la que es verdaderamente su única gran "gracia" y "aporte" a la política de alto vuelo que dice practicar: saberle llegar el precio a cada uno. Tal cual, Carrió. Tal cual como dijiste.