viernes, 21 de diciembre de 2012


Tal cual, tal cual...


El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en México, o "cuando ya no es justo tampoco tener sindicatos".

¿Quién manda en México? ¿El sindicato o el gobierno?


Los niveles educativos en México ofrecen una mejora a cuentagotas. Ha habido progresos, en efecto, pero han sido pequeños y demasiado caros para sus logros. De 1990 a la fecha, cuando se reformaron los planes de estudio y se decidió a incrementar el presupuesto al rubro educativo, la cantidad de alumnos que egresó del nivel básico se amplió, así como la cantidad de alumnos de nivel medio y superior. Pero de 1990 a la fecha la tasa de mejoría en este sentido no ha pasado del 6%. Hoy, del 100 % de alumnos que ingresa en la educación preparatoria, por ejemplo, sólo sale un 52%. Y de ese 52%, sólo continua sus estudios un 55%, y egresa sólo una parte de estos. Estas cifras no eran tan distintas hace 22 años, el diferencial, como se explicó arriba, no supera el 10%. En 22 años.

Sin embargo, a pesar de esta mediocridad latente de alumnos e institución, los aportes financieros al sector aumentan año con año. En 1990 era de alrededor del 6.1 del PIB; en el 2000, del 7%, y hoy, en 2012, es del 6.3%; cuando se numeriza se nota. sin embargo. el aumento de los aportes: más de 70 mil millones de pesos en 1990; en el 2000 la cifra superó los 329 mil millones de pesos. Y el presupuesto del 2012 fue de más de 530 mil millones de pesos. Y los resultados por su parte, no mostraron logros dignos de comentarse.

¿Por qué se destina cada vez más dinero público a un rubro, y hay tan magros resultados? ¿En dónde reside la ineficiencia? Muchos consideran que el problema más grande lo ocasiona el mismo sindicato nacional de maestros. 

La cuestión es muy sencilla: del 100% del presupuesto mexicano destinado al sector, más del 90% es para los profesores de los niveles inicial, básico y medio del Estado. Gasto Corriente a cambio de inversión. Cosa fácil y donde se encuentra este embudo de resultados.

Si uno atiende a esta cifra, 92%, no queda más que asustarse, o preocuparse o indignarse, puesto que si el apoyo está completamente volcado a los maestros, cómo es posible que no den los resultados que se esperan. He ahí donde el sindicato nacional de maestros, el más importante, el SNTE, mete las garras.

El sindicalismo ya no es un asunto de justicia desde hace mucho tiempo. Los agremiados a este tipo de estructuras sólamente permutan su ética laboral con la comodidad y seguridad que les ofrecen los líderes sindicales. Estos, a su vez, mantienen a estos trabajadores "contentos" a cambio de afianzar su poder. Un poder tal que su negociación sexenio presidencial con sexenio presidencial siempre los beneficia y hace cumplir todos sus caprichos. Temor es la palabra indicada. El gobierno mexicano le tiene temor al sindicato de maestros del SNTE.

El SNTE es un sindicato de lo más oscuro, pero de los más vivos: el Estado, como debe ser, pagas sueldos, salarios, pensiones, jubilaciones de todos ellos; pero el sindicato es que el elige quién da clase, quién no, si una política va o no va, e incluso desprecian y se burlan abiertamente de los controles que impone el gobierno federal en política de ingresos, evaluaciones, análisis de resultados, cuentas públicas y control de gastos. Abiertamente, el SNTE es quien manda donde sólo puede mandar el Estado. Es decir, el sindicato, cuya función debe ser velar por las mejores condiciones laborales de sus agremiados, ahora es quien dicta cómo debe hacerse; esto es, el sindicato mexicano del SNTE no sólo quiere ser empleado, sino también el patrón. Y esto es algo debe quedar claro: el sindicato no es quien manda. Sus prestaciones están más que aseguradas. ¿Qué más quieren?

Esta agrupación, por cada negociación económica a su favor, sólo perjudica a los demás sindicatos menores que no son tan fuertes. Y por cada negociación que no obtienen, salen a tomar las calles, afectando a los alumnos por los que se les paga para que enseñen. 

Desde 1990, el SNTE ha producido, con sus actos de control de plazas y política de amedrentamiento laboral, un evidente rezago educacional, al tolerar y permitir el ausentismo, la baja preparación académica de sus profesores, le desobediencia a la autoridad; con todo lo que ello implica.

Todos los años se gasta más en ellos, todos los años se crean más controles para dar clase, se crean más cursos de capacitación, más cursos de actualización (a los que sólo van a comer galletitas muchísimas veces). Y todos los años es lo mismo: bajo aprovechamiento escolar; baja tasa de egresos, deserción más allá de lo proyectado, estudiantes muy mal preparados, inequidad infraestructural, errores y más errores. Todo acompañado de una enorme corrupción burocrática que se agiganta como el presupuesto que "chupa" anualmente sin devolverlo como debe, que es mediante la actuación meritoria de sus agremiados. Tan sólo en el Estado de Guerrero, en el sur de México, hay más de 12 500 "comisionados" del SNTE (es decir, que no hacen nada porque están en "servicio" sindical) cuyo costo es de más de 3 mil millones de pesos. Amén de los grandes líderes y cómplices de la lideresa "suprema", quienes perciben más de un millón de pesos mensuales. ¿Por qué? ¿En esto se convirtió un sindicato? Un ente concebido para ser justo e igualitario con el trabajador, se convirtió en secuestrador disfuncional de toda una sociedad, una sociedad de trabajadores como ellos. Y secuestradores de algo fundamental: la educación.

Claro está que el SNTE no "gobierna" en todos lados, no es "dueño" de la voluntad de todos los trabajadores  educacionales del país (afortunadísimamente); pero del 100% de todos los maestros de México, la SNTE engloba más de 400 mil. Un ejército. Tan grande y tan bien organizado que estamos ante los efectos de lo que sucede cuando los gobiernos dejan que avancen demasiado; tanto que ahora los líderes de estos gremios creen que son los que mandan; que son los patrones; los jefes; se conducen como quienes  pagan el dinero que sus agremiados se gastan. Ellos piensan que son las vedettes, las divas del escenario social. Ya no son un sindicato como tal, como fue imaginado y pensado hace más de 180 años; el sindicato se ha convertido en un verdugo de la democracia, de la justicia y de la igualdad. Su función, su verdadero sentido, ya no existe. Y por ello, hay que combatirlo, reducirlo, si es preciso acabar con él, y volverlo a hacer, como se debe. Es el único camino, o si no, se terminará comiendo más el presupuesto, dando a cambio basura improductiva. Y los que pagan por esto, los ciudadanos a los cuales el Estado les confisca sus ingresos vía impositiva, son quienes merecen tanto explicaciones como resultados.

El SNTE ya no cumple con su función sindical. Ya no actúa ni siente como un sindicato. Se ha convertido en una mafia de poder y de privilegios. No es para esto que nacieron los sindicatos. El SNTE sólo está afectando a la sociedad mexicana. Algo para lo que no se crearon los sindicatos en México. El SNTE incita a la desobediencia, desorganización, caos y desigualdad laboral. Algo para lo que no se crearon los sindicatos. El SNTE parece un sindicato, pero se comporta como lo que es: una mafia. Y a la mafia hay que combatirla y eliminarla, antes de que tú le termines pagando, sin nada a cambio.



lunes, 17 de diciembre de 2012

A la izquierda opositora le favorece que haya pobres

Algunos columnistas, de quienes no hace falta mencionar nacionalidad porque existe la seguridad de que son iguales en todas partes con respecto al tema a tratar, hacen de su discurso una queja constante sobre el número de pobres y se muestran comprometidos con la hechura de métodos que los definen como tales.

Es asombroso, o llega a serlo, la cantidad de tiempo y esfuerzo que le dedican a la rigurosidad del cálculo, para establecer quién es pobre y quién no. Lo asombroso deja su lugar a lo ridículo cuando estos investigadores vician el sentido de su mismo método al convertirlo en un sucesión de micro datos provenientes de micro análisis, en una desmenuzación del consumo y el ingreso, con base en la seguridad de la conducta individual del carente. Es decir, ellos no sólo deciden quién es pobre y explican cómo, con sus cómos, sino que incluso se anticipan y explican cómo gastan su escaso ingreso y cuánto de ese ingreso gastan. Lo que significa que llegan a la conclusión de cuánto dinero (muchos de estos socialistas creen que darles dinero es la diferencia) les haría falta para salir de la pobreza. Algo increíble.

Los socialistas se distinguen por esto: por decirnos cómo y cuánto se gasta y se debe gastar, o cuánto se ingresa y cómo debe ingresar. Sin importarles si realmente están midiendo la pobreza de la misma forma que pregonan, es decir, con entidades separadas. Esto es, confunden pobreza con desigualdad.

Publicar cifras, notoriamente manipuladas por tablas y cálculos, para que coincidan con la percepción que tratan de darle al ciudadano común, es decir, la de un mundo o una sociedad llena de pobres, es justamente porque en esta percepción radica que la ideología socialista siga vigente. Lo anterior quiere decir que, si bien es cierto que la pobreza sigue siendo elevada en el mundo, y más en ciertas regiones, estas personas, que se dicen investigadoras, sobredimensionan las cifras de la misma manera que, acusan, hacen los políticos de los partidos rivales; las manipulan para crear en la sociedad el inevitable sentimiento fatalista y "ennegrecido" de que todo lo que se ha hecho, todo lo que se hace, es, ha sido y será un fracaso por la vía que se ha realizado.

A los intelectuales del socialismo les conviene que haya pobres -mejor dicho, que se sospeche-, porque sin ellos su razón ideológica no tendría sentido. A su ideología le conviene que exista en la sociedad un sentimiento de profunda injusticia e indignación porque es la manera en la que se mantienen presentes en ella, al generar una sensación de frustración generacional que luego comanda actitudes rebeldes, contestatarias y violentadoras, de las que se retroalimenta, pues es así como a la percepción fatalista de la sociedad y su fracaso, se unen el desorden y la inconformidad. Por eso, les resulta de lo más conveniente que las personas, al ver las tablas y gráficos estadísticos en diarios y revistas, noten que los pobres son muchos y que en lugar de descender, su número asciende. Y al llegar a este punto llegamos a una tercera percepción que a la izquierda le conviene que el ciudadano sienta: la inseguridad, la posibilidad constante de estallido y conflicto social; la probabilidad de que ese número de oprimidos y vejados ciudadanos olvidados y marginados, que cada vez son más, se levante y tome venganza. Digamos, que es el plan psicológico perfecto.

Es obvio que de este cosmos de percepciones y sensaciones sociales, ellos se benefician, pues al exponer al ciudadano continuamente, los errores, injusticias e irrealizaciones del capitalismo a través de los tiempos, y que no haya mejora a través de los mismos, ellos ofrecen, en cambio, una sociedad igualitaria, equitativa, incluyente, distributiva y cooperativa; es decir, la comarca de la paz y el progreso sociales, como una suerte de nación hobbit socialista. Y es obvio, que muchos ciudadanos distraídos, o poco enterados -por lo general los más jóvenes- suelen terminárselo creyendo.

Esta "trampa" matemática, que igual utilizan los   (neo) keynesianos, para darle vueltas a panes que ya están quemados, es una de las mejores maneras de control de las creencias e, insistimos, las percepciones sociales. Unos y otros tratan de demostrar que su obra es la legítima, pero la verdad es que el pecado sigue siendo el mismo: manipular los sentimientos del ciudadano y delimitar su libertad potencial.

Pero, volviendo al tema de la "creación estadística" de pobres, indudablemente a quien más les interesa que estos sigan "aumentando" año con año, período a período, es a ellos: la Izquierda no tendría sentido si la sociedad pasará a convertirse en una sociedad de integración al consumo; si se acabara la marginación y si los anteriormente pobres dejaran de serlo y pasaran a formar las filas de una bien alimentada y vestida clase media pujante y pudiente. Se quedarían sin seguidores. La Izquierda sigue vigente porque se sostiene de los que son pobres, se consideran pobres y son diagnosticados como pobres, así como todos aquellos ciudadanos de corte idealista y justiciero que se convencen que el socialismo es la única salida vigente de la "explotación" de millones de personas; las filas de seguidores se engrosan, aunque en menor número hoy día, por los que tienen miedo de que estalle el conflicto; ciudadanos estos últimos, que creen que es el socialismo (porque así lo pregona a viva voz todos los días el mismos socialismo), la única solución, el que los llevará a un paraíso de fraternidad, igualdad y libertad, a pesar de que el socialismo ha demostrado en la práctica estatal  que acaba cumpliendo con todo lo contrario.

Así, a la Izquierda no sólo le conviene crear la percepción de más pobreza constante en la sociedad, sino que incluso esto le permite mantenerse vigente a través de uno de los sentimiento más fuertes en el Ser humano: la incertidumbre barnizada con fatalidad.

* Investigadores, analistas y periodistas de inclinación socialista en México, divulgan continuamente datos que indican que el país tiene un 70% de pobreza (unos arriesgan más y la suben al 80%); estos datos son sumamente viciados y sobredimensionados. En Realidad, en México, la pobreza como situación de carencia de servicios básicos, no llega al 30%. ¿Cómo puede ser tan extenso el diferencial?

Entretenido video, que ironiza mediante jingles las tesis del gasto y compara mediante otros jingles la posición del ahorro como función de producción de riqueza.

La deuda se paga con la maquinita

Libertad y Progreso Editor

EL CRONISTA.- El Ministro de Economía Hernán Lorenzino dijo respecto al pago de la deuda: “Lo hacemos con recursos genuinos y no apelando a la maquinita de la deuda”.

Es cierto que el Gobierno no abona los vencimientos colocando más pasivos, pero el resto no es verdad. La única ‘maquinita‘ que tiene el gobierno para financiarse es la de fabricar pesos y cobrarnos el impuesto inflacionario, que no es precisamente un “recurso genuino”.
Cuando el Banco Central da la información que justifica el aumento de la cantidad de base monetaria, sólo pone las transferencias que hace en pesos como consecuencia del financiamiento al gobierno.

Sin embargo, no hay diferencia entre que emita dinero local y compre divisas para dárselas al Poder Ejecutivo, a que le dé directamente los pesos y éste adquiera los dólares en el mercado.

Entendido el punto, se puede corregir la información del Central y, en el justificativo del incremento de la oferta de moneda, como financiamiento al gobierno, sumar las reservas que se le transfirieron. Al hacerlo encontramos que, en 2010, ese monto fue equivalente a casi 120% del aumento de moneda local; lo que obligó al BCRA a sacar parte del mercado, colocando pasivos remunerados propios. Es decir, no sólo emitió, sino que se endeudó para financiar al Poder Ejecutivo.

En tanto, en 2011, le dio recursos al gobierno por casi 117% de lo que creció la base monetaria y, para no afectar negativamente el mercado de crédito en un año electoral, sacaron el exceso vendiendo reservas internacionales. Aunque, también, podemos decir que le transfirió al Poder Ejecutivo todo lo que aumentó la cantidad de pesos mas gran parte de lo que perdió de su stock de divisas.

Así, la solvencia del Banco Central se diluyó para financiar al gobierno, incrementando sus pasivos y perdiendo sus activos valiosos, a cambio de deuda pública imposible de vender a un precio razonable en el mercado; lo que motivó el “corralito verde”.

En 2012, el gasto público sigue siendo excesivo y presiona a que el BCRA emita a tasas que vuelven a rondar el 40%; lo que resulta en altísima inflación (superior al 25% ia.) y en una mayor debilidad de la autoridad monetaria, profundizando el “cepo cambiario”.

Esta historia ya la vivimos más de 20 veces, en los últimos 70 años, de sostenerse en el tiempo, terminará en una crisis cambiaria y bancaria, con todo lo que ya conocemos. Lástima que no hayamos aprendido de tantos tropiezos y nos empeñemos en repetir viejos errores.

http://www.cronista.com//opinion/La-deuda-se-pagacon-la-maquinita-20121217-0021.html



Más sobre el peronismo

* Alberto Benegas Lynch (h)

Hay por cierto muchas rectificaciones que son necesarias en la Argentina (y no digoRepública puesto que lamentablemente dejó de serlo según criterios universales desde Cicerónen adelante), pero un punto sobresale en nuestras desventuras. Se trata del sistema totalitario impuesto por Perón. Como epígrafe, transcribo del eminente constitucionalista Juan A. González Calderón de su obra No hay justicia sin libertad. Poder judicial y poder perjudicial (Buenos Aires, Víctor P. de Zavalía Editor, 1956) : “Empecé a escribir esta libro hace no mucho tiempo, en 1951, y lo he preparado durante una tarea interrumpida frecuentemente, a veces con intervalos de largos paréntesis, por precaución, para que sus páginas no cayeran en poder de alguna de esas visitas nocturnas de la policía dictatorial, tan violentas y torturantes en el régimen ominoso que hemos sufrido los argentinos nada menos que en el curso de diez penosísimos años […] La tiranía había abolido, como es de público y completo conocimiento, todos los derechos individuales, todas las libertades cívicas, toda manifestación de cultura, toda posibilidad de emitir otra voz que no fuese la del sátrapa instalado en la Casa de Gobierno con la suma del poder, coreada por sus obsecuentes funcionarios y legisladores, por sus incondicionales jueces, por sus domesticados sindicatos y por sus masas inconscientes”.

El 21 de junio de 1957 Perón le escribe desde su dorado exilio a su compinche John William Cooke aconsejando que “Los que tomen una casa de oligarcas y detengan o ejecuten a los dueños, se quedarán con ella. Los que toman una estancia en las mismas condiciones se quedarán con todo, lo mismo que los que ocupen establecimientos de gorilas y los enemigos del pueblo. Los suboficiales que maten a sus jefes y oficiales y se hagan cargo de las unidades, tomarán el mando de ellas y serán los jefes del futuro” (Correspondencia Perón-Cooke, Buenos Aires, Garnica Editor, 1973, Tomo I, p.190).

Perón alentó las “formaciones especiales” (un eufemismo para enmascarar el terrorismo) y felicitó a los asesinos de Aramburu y de todas las tropelías de forajidos que asaltaban, torturaban, secuestraban y mataban. Declaró que “Si la Unión Soviética hubiera estado en condiciones de apoyarnos en 1955, podía haberme convertido en el primer Fidel Castro del continente” (Montevideo, Marcha, febrero 27, 1970). Al poco tiempo, en su tercer mandato, al percatarse que ciertos grupos terroristas apuntaban a copar su espacio de poder los echó de la Plaza de Mayo durante un acto y montó desde su ministerio de bienestar social (!!) otra estructura terrorista con la intención de deshacerse físicamente del otro bando. En ese tercer mandato, reiteró la escalada de corrupción y estatismo a través de su ministro de economía retornando a una inflación galopante, controles de precios y reinstalando la agremiación autoritaria de empresarios y sindicatos.

Con el peronismo se consolidó al reversión de la admirable tradición argentina desde su Constitución liberal de 1853 hasta la revolución del 30, tradición que atrajo la atención del mundo por las condiciones de vida del peón rural y del obrero de la incipiente industria, razón por la cual la población se duplicaba cada diez años en multitudinarias oleadas de inmigrantes atraídos por los salarios mucho mayores que los de Suiza, Alemania, Francia, Italia y España, venían a estas costas a “hacerse la América”. Algunos incluso nos visitaban solo para recoger cosechas (los trabajadores “golondrina”) y se volvían a sus países a disfrutar de los ingresos obtenidos. Los que se quedaban, ahorraban en pequeños terrenos y departamentos, pero fueron posteriormente esquilmados por Perón con las consabidas legislaciones de alquileres y desalojos, rematados con inauditos “planes quinquenales” que hicieron que en el país del trigo escaseara el pan. Se estatizaron empresas con lo que comenzaron las situaciones de angustia deficitaria y se monopolizó el comercio exterior a través del IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) que también constituyó una monumental plataforma para el enriquecimiento de funcionarios públicos.

En el período 1945-1955 el costo de la vida se incrementó en un 500% según detalla Carlos García Martínez (en La inflación argentina, Buenos Aires, Guillermo Kraft, 1965) y después de la afirmación de Perón de que no se podía caminar por los pasillos de la banca central debido a la cantidad de oro acumulado, la deuda pública se multiplicó por diez en los referidos años de los gobiernos de Perón, tal como puntualiza Eduardo Augusto García (en Yo fui testigo, Buenos Aires, Luis Lassarre y Cia, 1971).

Ezequiel Martínez Estrada apunta que “Perón organizó, reclutó y reglamentó los elementos retrógrados permanentes en nuestra historia […] El peronismo es una forma soez del alma de arrabal […] Eran las mismas huestes de Rosas, ahora enroladas en la bandera de Perón, que a su vez era el sucesor de aquel tirano” (en ¿Qué es esto? Catalinaria, Buenos Aires, Editorial Lautaro, 1956).

Por su parte, Américo Ghioldi escribe que “Eva Duarte ocupará un lugar en la historia de la fuerza y la tiranía americana […] el Estado totalitario reunió en manos de la esposa del Presidente todas las obras […] el Estado totalitario había fabricado de la nada el mito de la madrina […] en nombre de esta obra social la Fundación despojó a los obreros de parte se sus salarios” (en El mito de Eva Perón, Montevideo, 1952).

Nada menos que Sebastián Soler, como Procurador General de la Nación, dictaminó que “Antes de la revolución de septiembre de 1955 el país se hallaba sometido a un gobierno despótico y en un estado de caos y corrupción administrativa […] Como es de pública notoriedad, se enriquecieron inmoralmente aprovechando los resortes del poder omnímodo de que disfrutaba Juan Domingo Perón y del que hacía partícipe a sus allegados” (en Sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre bienes mal habidos del dictador Juan Domingo Perón, Corte presidida por Alfredo Orgaz que confirma lo dicho por el Procurador General).

Pares de Perón constituidos en Tribunal de Honor del Ejército concluyeron que “En mérito de los resultados de las votaciones que anteceden, el Tribunal Superior de Honor aprecia, por unanimidad, que el señor general de Ejército Juan Domingo Perón se ha hecho pasible, por las faltas cometidas, de lo dispuesto en el No. 58, apartado 4 del reglamento del los tribunales de honor: descalificación por falta gravísima, resultando incompatible con el honor de la institución armada que el causante ostente el título del grado y el uso del uniforme; medida ésta la más grave que puede aconsejar el tribunal” (en Tribunal de Honor del Ejército, firmado por los tenientes generales Carlos von de Becke, Juan Carlos Bassi, Víctor Jaime Majó, Juan Carlos Sanguinetti y Basilio D. Pertiné, octubre 27, 1955).

Resulta un bochorno superlativo que a esta altura de los acontecimientos todavía se mantenga como si nada en el escenario político esta manifestación de autoritarismo y, lo que es peor, que haya gente que considere seriamente que el peronismo puede resolver nuestros problemas desconociendo del modo más fragrante las partes más dolorosas de la historia argentina, con el apoyo logístico de oportunistas de toda laya y de distraídos irresponsables y timoratos incapaces de vislumbrar el pésimo ejemplo que trasmiten a las generaciones venideras. No habrá solución en el horizonte mientras no nos miremos en el espejo con un mínimo de honestidad y decencia, para así dejar de lado una de nuestras más devastadoras lacras en la que su fundador entrelazó autoritarismos. Entre otros,Jean-François Revel ha señalado el muy estrecho parentesco entre el nazi-fascismo y las izquierdas (en La gran mascarada, Madrid, Taurus, 1997).

En un editorial de La Nación de Buenos Aires (noviembre 2 de 1959) se lee que “El Partido Peronista no fue nunca, en efecto, un partido democrático, sino la figuración de un organismo áulico, posesionado de todos los resortes del poder y hasta del presupuesto nacional para el cumplimiento de menguados fines partidistas. Tendió al partido único, que era ya una realidad en muchos aspectos por la sanción de leyes y decisiones que quedarán como un padrón de ignominia en el registro oficial de la nación. Fomentó un incondicionalismo personalista que se tradujo en el manejo discrecional del partido desde la primera magistratura […] instalaba sus famosos unidades básicas en bienes inmuebles del fisco, obtenía fondos del tesoro nacional o presionando a la industria, al comercio, a los sindicatos”.

Antes he escrito un largo ensayo sobre el tema del peronismo (en "Tras el Ucase", Mendoza, Fundación Alberdi, 2003), informaciones y reflexiones que naturalmente no tienen cabida en un artículo periodístico. Agrego a modo de una nota al pie sobre el uso de la fantasiosa expresión “gorila” utilizada cuando no hay argumentos para responder. Esto me recuerda el cuento de Borges titulado “El arte de injuriar” en el que uno de las personas que debatía le arrojó un vaso de vino a su contertulio a lo que éste le respondió “eso fue una digresión, espero su argumento”… a lo cual podemos agregar al pasar que Borges ha dicho que “Pienso en Perón con horror, como pienso en Rosas con horror” (enEl diccionario de Borges, Carlos R. Stortini, comp. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1986).

Cierro esta columna con una voz de alarma a raíz del resultado electoral del 7 de octubre en Venezuela, situación aplicable a próximas votaciones en otros lugares de nuestra región latinoamericana. Para restituir un sistema republicano no es conducente hacer campañas alegando que se mantendrá buena parte de las políticas estatistas de un autócrata en ejercicio que destruye las bases morales y materiales de su país y que solo se modificarán las formas prepotentes, la corrupción y el deseo de perpetuarse en el poder. Los valores de la sociedad libre están muy minados en la mentalidad de la gente, pero es absolutamente necesario refutar el núcleo central del colectivismo si se desea revertir el fondo de los males. Debemos hacer un esfuerzo para que no resulte correcto lo dicho por Antonio Machado: “de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Presidente de la  Sección de Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina.

- Artículo publicado en Cato. Página web: http://www.elcato.org