lunes, 13 de mayo de 2013


Lady profeco y la impunidad de siempre

Nomás no le gustó que no le dieran la mesa que quería y llamó a los abyectos de “papi” para clausurar un restaurante, todo  bajo las conductas de manual de cualquier junior. 

Como en los mejores tiempos del PRI prepotente y autoritario, Andrea Benítez, la niña popis en cuestión, hizo uso de su apellido y “mandó” clausurar un restaurante exclusivo de la Colonia Roma, en el Distrito Federal, sólo por un “caprichito”. Cosa que estuvo a punto de suceder de no ser porque el padre de la niña consentida, Humberto Benítez Treviño, un político salinista intocable dio marcha atrás al enterarse de tal aberración.

Los dos se disculparon como bellas y gentiles personas que dicen ser, pero… ¿disculparse lo soluciona todo? Humberto Benítez Treviño es el Procurador Federal del Consumidor, ni más ni menos que el ente que se encarga de proteger los derechos de los demandantes de servicios y bienes de la república ante cualquier artbitrariedad de los vendedores, distribuidores y productores; y resulta que la hija resultó más arbitraria, y haciendo manejo de personal de la Procuraduría se lanzó a hostigar y ejercer “terrorismo nepotista”,  cuando es el organismo que dirige su padre el que debe distinguirse justamente por ser ecuánime y legal. Pero piensan que con una disculpa basta para “calmar a la plebe”; cosa que les costó porque  fuchis, dar disculpas a los nacos, o sea… qué mal…

¿Pero… por qué no renuncia? ¿Y por qué el ilustradísimo presidente de México no le pide explicaciones, al menos? Bueno, porque Humberto Benítez Treviño es ni más ni menos que un cercano a Carlos Salinas de Gortari; y aunque no lo fuera, Enrique Peña Nieto tampoco se la pediría simple y sencillamente porque los priístas son tan prepotentes que no consideran siquiera equivocarse. Así que tendremos que seguir soportando más lady profeco, más Humbero Benítez y más y más mentiras, corrupción, dejadez y soberbia de este gobierno.  A ver hasta dónde creen estos funcionarios que la ciudadanía va a aguantarles.


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